
Reproduzco aquí el artículo que apareció en el País Semanal del domingo pasado.
REPORTAJE: intro - HISTORIAUn Leonardo con gafas de pasta
ANDREA AGUILAR 10/08/2008
“Ni arquitectos ni ingenieros le aceptaron entre los suyos, pero en 1930 Fuller cobró su seguro de vida y compró la revista Shelter, donde escribían Frank Lloyd Wright y Philip Johnson. En dos años se quedó sin fondos, pero antes logró exponer sus planes en las páginas de esta publicación. En 1933 puso en marcha su siguiente invento: el coche Dymaxion. Construyó tres prototipos, y la policía de Nueva York le prohibió conducirlo por las calles de Manhattan tras provocar un atasco de siete horas en Madison Square. El éxito y el asombro acabaron cuando un grupo de expertos europeos sufrieron un fatal accidente. El conductor murió y, aunque la investigación posterior demostró que otro vehículo había provocado el accidente, para entonces el coche ya estaba enterrado. En el Whitney se expone el único modelo que sobrevivió, una especie de enorme furgoneta Volkswagen pintada de azul.
Inasequible al desaliento, en la década de los cuarenta Fuller diseño varias casas más. Un viaje por América le hizo reparar en los almacenes de grano que él trató de convertir en viviendas. Bucky también quiso emplear la alta tecnología militar aeronáutica en la construcción de casas y así transformar la industria armamentística en constructoras. En un folleto comercial se anunciaban las maravillas de la nueva casa con fachada de aluminio. De aquello quedó un solo prototipo en Wichita, que hoy todavía sigue en pie. “La magia de Fuller emana de su postura ante la vida y la creación. Él consideraba que no era suficiente con tener una gran idea, había que llevarla a cabo y asumir riesgos”, afirma mientras pasea por la exposición la joven diseñadora y arquitecta Stephanie Smith, fundadora de Ecoshack, una de las empresas punteras de diseño en Estados Unidos.”
“El movimiento contracultural de los sesenta y setenta le convirtió en un ídolo de rebeldes. “No te fíes de nadie que tenga más de 30 años, excepto de Bucky Fuller”, rezaba una de las frases en boga entre los jóvenes hippies estadounidenses de aquellos años. Las imágenes del enérgico anciano, vestido con austeridad, perorando ante una multitud de jóvenes melenudos aún resultan sorprendentes. “Fuller dijo que Dios era un verbo, habló de acción, de movimiento, de corrientes e interconexiones. Esto es lo que le vinculó al movimiento contracultural y le convirtió en un gurú de los hippies”, explica Hays. Pero Fuller no lo ponía del todo fácil, sus conferencias duraban entre seis y ocho horas. Él lo llamaba “pensar en voz alta”. Hays aún recuerda cuando acudió a verle en la Politécnica de la Universidad de Georgia en Atlanta. “Aguanté cuatro horas, pero la charla duró seis. Me sentí muy inspirado sin saber muy bien cómo o para qué”.
http://htca.us.es/blogs/perezdelama/2008/08/12/vuelve-buckminster-fuller/
REPORTAJE: intro - HISTORIAUn Leonardo con gafas de pasta
ANDREA AGUILAR 10/08/2008
“Ni arquitectos ni ingenieros le aceptaron entre los suyos, pero en 1930 Fuller cobró su seguro de vida y compró la revista Shelter, donde escribían Frank Lloyd Wright y Philip Johnson. En dos años se quedó sin fondos, pero antes logró exponer sus planes en las páginas de esta publicación. En 1933 puso en marcha su siguiente invento: el coche Dymaxion. Construyó tres prototipos, y la policía de Nueva York le prohibió conducirlo por las calles de Manhattan tras provocar un atasco de siete horas en Madison Square. El éxito y el asombro acabaron cuando un grupo de expertos europeos sufrieron un fatal accidente. El conductor murió y, aunque la investigación posterior demostró que otro vehículo había provocado el accidente, para entonces el coche ya estaba enterrado. En el Whitney se expone el único modelo que sobrevivió, una especie de enorme furgoneta Volkswagen pintada de azul.
Inasequible al desaliento, en la década de los cuarenta Fuller diseño varias casas más. Un viaje por América le hizo reparar en los almacenes de grano que él trató de convertir en viviendas. Bucky también quiso emplear la alta tecnología militar aeronáutica en la construcción de casas y así transformar la industria armamentística en constructoras. En un folleto comercial se anunciaban las maravillas de la nueva casa con fachada de aluminio. De aquello quedó un solo prototipo en Wichita, que hoy todavía sigue en pie. “La magia de Fuller emana de su postura ante la vida y la creación. Él consideraba que no era suficiente con tener una gran idea, había que llevarla a cabo y asumir riesgos”, afirma mientras pasea por la exposición la joven diseñadora y arquitecta Stephanie Smith, fundadora de Ecoshack, una de las empresas punteras de diseño en Estados Unidos.”
“El movimiento contracultural de los sesenta y setenta le convirtió en un ídolo de rebeldes. “No te fíes de nadie que tenga más de 30 años, excepto de Bucky Fuller”, rezaba una de las frases en boga entre los jóvenes hippies estadounidenses de aquellos años. Las imágenes del enérgico anciano, vestido con austeridad, perorando ante una multitud de jóvenes melenudos aún resultan sorprendentes. “Fuller dijo que Dios era un verbo, habló de acción, de movimiento, de corrientes e interconexiones. Esto es lo que le vinculó al movimiento contracultural y le convirtió en un gurú de los hippies”, explica Hays. Pero Fuller no lo ponía del todo fácil, sus conferencias duraban entre seis y ocho horas. Él lo llamaba “pensar en voz alta”. Hays aún recuerda cuando acudió a verle en la Politécnica de la Universidad de Georgia en Atlanta. “Aguanté cuatro horas, pero la charla duró seis. Me sentí muy inspirado sin saber muy bien cómo o para qué”.
http://htca.us.es/blogs/perezdelama/2008/08/12/vuelve-buckminster-fuller/
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